Buscar una Sugar Baby (o un Sugar Daddy, si sos del otro lado del acuerdo) por internet ya es moneda corriente. Hoy en día millones de personas están en esto del “sugar dating”. Hace unos años había un par de sitios dando vueltas; ahora hay cientos, pero ojo: la mayoría son bastante chotos y poco confiables. Por eso, si querés que la cosa salga bien desde el principio, hay que saber moverse.
Una vez que conectás con alguien, el siguiente paso lógico es armar una cita en persona. Pero pará, no salgas a invitar así nomás. Antes de encontrarse cara a cara, es clave charlar un poco online o por mensaje, para conocerse, ver si hay onda, y no perder tiempo al pedo.
¿Charla virtual? Sí, pero con cabeza
Cuando hablás con alguien por chat, el único que puede decirte si vale la pena o no seguir adelante sos vos. Confiá en tu intuición. Si algo no te cierra, si te suena raro o sentís que no hay química, no lo fuerces. Es mejor frenar ahí y seguir buscando.
Pero si después de varios intercambios sentís entusiasmo, si te imaginás esa primera cita y se te dibuja una sonrisa, entonces es hora de dar el paso y proponer verse. Esa primera salida es fundamental: no solo para conocer al otro mejor, sino también para plantear lo que esperás del arreglo, qué buscás y qué podés ofrecer.
Que no falten las buenas vibras
No es lo mismo estar contento después de una cita, que llegar a la cita ya con energía y buena onda. Es como cuando empezás un laburo nuevo y vas con pilas porque querés dar una buena impresión. Bueno, lo mismo acá.
Dejá atrás el estrés del día, los quilombos del trabajo, y ponete en modo positivo. Estás por conocer a alguien que podría formar parte de tu vida (aunque sea un tiempito), así que disfrutá del momento.
Esa actitud se nota. Cuando alguien llega con ganas, con buena energía, contagia. Y eso suma muchísimo.
Comunicación clara y sin careteo
Charlar en persona es otra cosa. Podés haber estado semanas mensajeándote, pero recién en la cita te vas a dar cuenta de verdad cómo es la otra persona. Prestá atención, hacé preguntas, escuchá con interés. Y obvio, respondé con sinceridad.
Eso sí, nada de andar juzgando en la primera salida. Guardá el dedito acusador. La idea no es encontrar la perfección, sino ver si hay conexión.
Ponete las pilas y preparate como corresponde
Una cita sugar no es como cualquier salida común. Si sos Sugar Daddy, tenés que mostrar que estás a la altura. Que podés cuidar, mimar, acompañar… y sí, que tenés con qué. Si sos Sugar Baby, lo mismo: tenés que dejar en claro que sos una compañera con clase, alguien que podés llevar a una escapada romántica o incluso a un evento elegante.
Vestite acorde al lugar. Ni un smoking para un café ni joggineta para un restó lindo. Mostrá que te importa la ocasión.
Y antes de que termine la cita, si te gustó la persona, dejale alguna señal de que te gustaría volver a verla. No hace falta que lo digas literal tipo “quiero una segunda cita” (queda medio desesperado), pero podés tirar alguna indirecta inteligente, como “me encantaría seguir charlando de esto otro día”.
Seguridad y autenticidad: la clave
Vos sabés que sos un buen tipo (o una buena mina), pero la persona que tenés enfrente recién te está conociendo. Así que mostráte con seguridad, pero sin vender humo. Nada de inventar cosas ni exagerar para impresionar.
Sé vos, pero tu mejor versión. Y cuidá los detalles: tu postura, tu mirada, tu tono. Todo eso comunica.
Un buen truco es tener preparados algunos temas de charla, así no te quedás en blanco. Mostrá interés por su vida, sus gustos, sus planes. No monopolices la conversación.
Dejá una buena impresión
Recordá que no sos el único en el bowl. Hay miles de Sugar Daddies y Sugar Babies, así que nadie se va a conformar con la segunda mejor opción. Por eso, tu objetivo en esa primera cita es dejar en claro por qué vos sos distinto al resto.
No hagas nada que pueda espantar. Nada de comentarios incómodos, actitudes de superioridad ni promesas imposibles. Sé alguien que la otra persona quiera volver a ver.
Tranca con el alcohol
¿De qué sirve una cita si después no te acordás nada? Tomate algo si querés, claro, pero con moderación. Lo importante es estar lúcido, presente, y poder evaluar realmente si la otra persona es un buen match para vos.
Además, si tu Sugar Baby está medio nerviosa —algo súper normal en una primera cita—, vos tenés que estar sereno, tranquilo, y hacerla sentir cómoda. Eso no lo vas a lograr si estás medio copeteado.
En resumen
Tener una buena primera cita en el mundo sugar es clave para arrancar un arreglo como la gente. Desde el primer mensaje hasta el café final, todo cuenta. Tenés que estar preparado, mostrarte auténtico, y sobre todo, tener claro qué querés y qué podés ofrecer.
No se trata de ser millonario ni de tirar plata como loco, sino de generar confianza, química y un espacio donde ambas partes se sientan cómodas.
Así que preparate bien, poné lo mejor de vos, y salí a conquistar el mundo sugar con estilo, madurez y elegancia. Porque cuando sabés lo que hacés… el éxito es solo cuestión de tiempo.